jueves, 1 de diciembre de 2011

Losa

Los pies me pesan, me pesan las piernas;
es de plomo mi cadera, y mi barriga de metal;
los brazos de cristal y el corazón de porcelana.
El pecho me pesa, me pesan las costillas;
es de plástico mi cabeza, y mis ojos ya no están;
las orejas de vidrio y el corazón de porcelana.

Mis manos en balanza se rompieron al crecer.
Ya no relucen a pleno grito y al caer la sombra
los párpados de oro y los dientes de querer.
Es de plástico el adelante, y mis ojos ya no están;
las orejas en silencio y el corazón esperarán.

La pared pesa, pesa mucho esta pared,
la incertidumbre ya sabe dónde se debe recostar.
La dulce cama es grande y a ella yo sé que vendrán
donde yo siempre me siento a esperar.
Y espero, sin ya temblar, un mañana que yo no sé,
ya no cunde ahora el recordar, y suplicar
que todo el mañana no sea otro día igual.

Los pies me pesan, me pesan las piernas;
ayúdame, tú, suelo, ¿a dónde llegar?
Es de plomo mi cadera y mi barriga de metal;
los brazos y alas de cristal, vacías orejas de vidrio.
Avance sin tocar, estoy curada de soñar.
Es de plástico el pensar, y mis ojos ya no están.
El corazón, junto con las alas, de porcelana se quedarán.

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